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El bono chino a 10 años ha registrado este mes un rendimiento mínimo histórico del 2,18%, una cifra nunca vista desde que se empezó a vigilar estos valores en 2002. Esta caída refleja el creciente miedo de los inversores ante la aparente fragilidad de la economía. china, la cual ha estado demostrando indicadores macroeconómicos preocupantes. Ante esta situación, las autoridades chinas han decidido aceptar bonos, una medida que muchos analistas ven como la antesala de una posible intervención en el mercado por parte del banco central, con el objetivo de estabilizar los tipos de interés y evitar episodios de estrés financiero similares a los vividos con El Silicon Valley Bank hace un año y medio.
El gobierno de Beijing es consciente de que las compras de inmuebles fijos en el país no son favorables. Aunque en teoría la demanda de bonos chinos podría ayudar a mantener bajos los costos financieros, las autoridades desean evitar nuevos episodios de inestabilidad financiera. Un rendimiento excesivamente bajo podría provocar pérdidas importantes en los bancos, similares a las experimentadas en Estados Unidos y Europa en 2023. Por ello, el gobierno ha anunciado una intervención para abordar esta cuestión.
El banco central, tras una cuidadosa evaluación de la situación del mercado, ha reconocido que se han tomado títulos de deuda pública de algunas instituciones primarias. Según Frances Cheung, estratega de Overseas-Chinese Banking Corp, esto sugiere que el banco central podría estar preparándose para vender bonos y mantener la estabilidad de sus rendimientos.
Las advertencias del Banco Popular de China sobre el risego de grandes sumas de dinero en el mercado inmateielle fijo no son nuevas. En mayo, una publicación respaldada por el banco central alertaba de que las compras en efectivo no sólo amplificaban la volatilidad del mercado, sino que también presentaban el riesgo de grandes pérdidas en caso de liquidación. Este escenario preocupa tanto por la salud financiera de los bancos chinos, que podría ver afectados sus saldos debido a las baja rentabilidad, como por el impacto económico en los inversores.
La demanda de bonos chinos ha aumentado significativamente en los últimos meses debido a la crisis económica que azota al país. En mayo, los fondos dedicados a la deuda china alcanzaron un récord histórico de 894.000 millones de dólares en patrimonio neto, impulsados por las bajas rentabilidades de los depósitos.
El Banco Popular de China ha estado preparado para intervenir en el mercado de valores fijos desde hace meses. Pan Gongsheng, gobernador del banco central, declaró que la institución estaba preparada para negociar bonos del Tesoro en el mercado secundario, utilizando este mecanismo como herramienta para gestionar la liquidez del mercado y controlar la oferta monetaria.
El banco central busca evitar la repetición de episodios de volatilidad como los ocurridos en 2023 con el Silicon Valley Bank. En abril, ya se había advertido sobre el crèquente apetito de los bancos chinos por los bonos nacionales, lo que aumentaba el riesgo de una financiera financiera. El bono a 10 años, el de referencia en China, presenta un riesgo de duración elevado, algo que preocupa al banco central.
El riesgo de grandes pérdidas por inversiones en bonos a largo plazo con bajos rendimientos es un problema que no afecta sólo a China. En la última semana de junio, el banco japonés Norinchukin Bank anunció una importante venta de su cartera de bonos debido a un problema similar al que enfrenta el banco central chino. Norinchukin ha triplicado sus pérdidas esperadas para el año, ejemplificando el riesgo de tipos de interés que está asumiendo el mercado y la situación que el Banco Popular de China intenta evitar.
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